2. LA SOBERBIA, ES EL MÁS GRAVE PECADO, COMO ACTITUD Y MANERA DE SER
En primer lugar, la soberbia se identifica con el orgullo en nuestro lenguaje; aunque puede haber un orgullo sano, digno, respetuoso de los demás, como quien está orgulloso de sus hijos, pero con frecuencia, ese mismo orgullo puede llevar asentirse superior a los demás y ya entra en el campo de la soberbia con todo su cortejo de vicios y de maldades.
La soberbia es el más grave pecado contra Dios, contra el prójimo y contra sí mismo. El hombre se hace autónomo desconociendo su condición de creatura.
La soberbia fue el primer pecado que se cometió en los tiempos inmemoriales con Satanás que se reveló contra Dios llevándose consigo a otros ángeles, y el mismo, ya en el tiempo del hombre, lo llevó al primer pecado de rebeldía, de autonomía, de auto dependencia, de autodominio.
La soberbia nos cierra los ojos a la realidad íntima nuestra y de los demás y desconoce que somos imagen de Dios, y que en Cristo,todos somos hermanos.
La soberbia no nos permite aceptar nuestra dependencia de Dios y de las demás personas en la cotidianidad de la existencia.
Se enfrenta a Dios, le discute y no acepta amorosamente su santa Voluntad.
Ignora quel o más importante es la voluntad amorosa de Dios, que quiere su bien, y jamás acepta su dependencia.
La soberbia nos lleva a la más irracional autonomía: a prescindir de Dios y de las personas.
Por la soberbia queremos ser como Dios, hacerlo todo a nuestra imagen y semejanza.
La maldad dela soberbia es mayor cuando se levanta contra Dios y se ensaña con los pobres y los humildes.
Por la soberbia nos estimamos exageradamente y queremos que los demás nos reconozcan y se pongan a nuestro servicio para imponerles nuestra manera de ser, de pensar,de ver y de resolver las cosas. Sólo cuenta nuestro criterio. (¡Qué mentalidad tan corta e ignorante!).
Cree que se rebaja si reconoce sus equivocaciones o pide perdón y excusas.
Todo en el soberbio es puro aire, puro abultamiento del yo, sin base, sin valores reales.
La soberbia es también un acto de injusticia porque nos lleva a atribuirnos lo que es de Dios y de las personas: cualidades, méritos, honores y gloria.
Y es irónico el constatar que nos lamentamos de la soberbia de los demás porque en fondo,todos somos soberbios.